Si vas a buscar apartamento en Bogotá, lee esto antes de cometer un error

Corría el año 2011. Todavía usábamos BlackBerry, creíamos que Facebook nunca pasaría de moda y Bogotá era un mundo desconocido para mí. Con una maleta llena de expectativas y un presupuesto más ajustado que los jeans de moda en ese entonces, salí a buscar mi primer apartamento en la capital.

Con sombrilla en mano, abrigado como esquimal y mis tenis empavados, me lancé a la heroica misión de encontrar arriendo. Con la ingenuidad de quien cree que en un solo día se puede conseguir un lugar digno y asequible, recorrí la ciudad con un mapita impreso en la mano (sí, porque Google Maps todavía daba sus primeros pasos).

Cinco horas después, con los pies adoloridos, los dedos entumecidos por el frío y la rinitis al borde del colapso, aprendí lo siguiente:

  • Cuando dicen «acogedor apartamento», en realidad es un cuarto de escobas con espacio justo para un colchón inflable (sin inflar).
  • Cuando mencionan «ambiente familiar», en realidad es un garaje dividido con paredes de MDF tan delgadas que puedes oír a tu vecino discutir con su tía de Cúcuta.
  • Si el anuncio dice «bien ubicado cerca de todo», lo más probable es que estés entre un billar, un club nocturno y un sex shop.
  • Y si el apartamento es «muy fresco», no es por su excelente ventilación, sino porque la humedad se está comiendo las paredes.

Por eso, si no quieres cometer los mismos errores que yo, aquí van tres cosas que debes tener en cuenta antes de firmar contrato y arrepentirte al día siguiente:

Ubicación: No te dejes deslumbrar por el precio

Que el apartamento sea barato no es motivo suficiente para lanzarte de cabeza. La ubicación no solo es qué tan cerca está de la 85 o tu oficina, sino si el barrio te va a permitir dormir o si a las 2 a. m. vas a estar en un karaoke involuntario con tus vecinos. Revisa que haya transporte cerca y que no necesites vender un riñón en Uber cada mes.

Espacio indispensable: Haz la prueba del colchón

Los anuncios mienten. En fotos todo se ve más amplio, más iluminado, más vivible. Pero cuando llegas, descubres que tu colchón no cabe ni en diagonal y que el baño está pegado a la cocina. Antes de ilusionarte, mide bien el espacio, revisa la luz natural y asegúrate de que no sea una cueva disfrazada de «espacio íntimo».

Cosas que NO pueden faltar (para no llorar después)

Que el agua caliente no sea opcional. Que la seguridad sea real y no solo una cámara falsa en la entrada. Que el apartamento no tenga paredes tan delgadas que escuches a tu vecino «expresando su amor» a medianoche. Y que el contrato no tenga cláusulas ocultas que te hagan sentir como protagonista de una película de terror inmobiliario.

La búsqueda de apartamento en Bogotá en 2011 no fue para débiles, y aunque hoy todo es digital y más «fácil», sigue siendo una jungla. Pero con un poco de paciencia (y expectativas realistas), es posible encontrar un lugar donde no te cobren como si fuera el penthouse de Emily in Paris.