La idea de esta película me atrapó desde el inicio: un asistente inteligente que transforma una casa en un verdadero cerebro autónomo, anticipándose a tus movimientos. Hasta ahí, todo iba bien, incluso llegué a mirar de reojo mi Alexa con cierto recelo. Pero, a medida que avanzaba, la ejecución me hizo soltar un largo «¿y entonces?».
Lo que me gustó
La premisa. Es como si alguien se hubiera metido en nuestras cabezas y hubiera dicho: “La gente ya está paranoica con la IA, hagamos una película para alimentar eso”. La tensión inicial logra su cometido: inquietarte. También hay un par de giros interesantes que, aunque no son espectaculares, logran mantenerte medianamente enganchado.
Lo que me pareció un desacierto
El final… ¿Qué pasó ahí? Parece que alguien dijo: «Se nos acabó el presupuesto, ciérrala como puedas». Y no solo eso, el desarrollo de los personajes se siente flojo, como si hubieran querido hacer mucho en poco tiempo y terminaron con un cóctel medio aguado. Ah, y ese aire de ser una «M3GAN wannabe» no ayuda.
Mi opinión final
«Paranoia en Max» tenía potencial. Una idea que podía haber sido algo grande, pero en algún punto del camino perdió el rumbo. ¿Es un desastre total? No. Para una tarde sin mucho que hacer está bien, pero no esperes salir corriendo a desconectar tus dispositivos inteligentes después de verla. Mi puntaje: 3/5. Por la idea y unos momentos decentes, pero pierde fuerza al intentar ser algo que nunca termina de lograr.