Querido lector, si alguna vez te has preguntado si es momento de dejar el nido familiar, es probable que ya hayas superado la fecha de caducidad en casa de tus padres. Pero no te preocupes, aquí te presento una guía rápida para reconocer las señales y tomar una decisión como un adulto funcional.
- Te fiscalizan la hora de llegada y tú pagas tu propio Uber. Si cada vez que llegas tarde te preguntan «¿a qué hora piensas llegar?» y ni siquiera les pides dinero para el transporte, ya no eres un hijo, eres un inquilino sin derechos. Hora de ir empacando.
- Prefieres quedarte en el trabajo porque nadie te pregunta qué quieres de almuerzo. Si la oficina se siente más acogedora que tu casa porque nadie te interroga sobre lo que comes, con quién sales o por qué no has arreglado el cuarto, toma eso como una señal divina.
- Tienes ingresos propios y sigues pidiéndole permiso a tu mamá para salir. Si puedes pagar un arriendo, cuentas y hasta el gustico del fin de semana, pero sigues avisando «Mamá, voy a salir», lo único que te falta es que ella te firme la excusa para faltar al trabajo.
- Te emocionas más viendo apartamentos en arriendo que viendo Netflix. Si pasas más tiempo en Finca Raíz que en cualquier otra app y ya tienes una carpeta mental con «mi primera cocina», «mi futura sala» y «el baño de mis sueños», ¿qué haces todavía durmiendo en tu cuarto de la infancia con pósters de tu banda favorita?
- El concepto de «tranquilidad» para ti es estar en casa solo. Si cada vez que tu familia se va de viaje sientes que alcanzaste la iluminación, porque puedes andar en ropa interior sin juicio, comer a la hora que se te da la gana y poner la música a todo volumen, es momento de buscar tu propio lugar… PERMANENTE.
- Los fines de semana no sales porque «te da pereza» explicar a dónde vas. Si para evitar el interrogatorio de ¿con quién?, ¿a qué hora vuelves?, ¿cómo se llama su mamá? prefieres quedarte en la casa viendo TikToks, ya no es convivencia, es un régimen de control.
- La frase «mientras vivas bajo mi techo» empieza a sonar con más frecuencia. Si ya te han tirado esta frase más de una vez, es momento de que consigas tu propio techo y seas tú quien le diga eso a tu mascota cuando suba a la cama sin permiso.
Conclusión: Si te identificaste con al menos tres de estas señales, felicidades, ha llegado el momento de volar del nido. Y sí, da susto, pero también da paz, libertad y la posibilidad de dejar la ropa sucia en la sala sin que nadie te diga nada.
Ahora, ve a buscar arriendo. Te lo mereces.