Encontrar una buena película en medio de tanta controversia y hate desmedido es un reto. Pero a veces, lo que se pinta como un desastre cinematográfico resulta ser algo más interesante. Blancanieves, el remake live-action de Disney, ha sido criticado hasta el cansancio antes de su estreno. Pero, ¿realmente era tan mala como nos hicieron creer, o nos vendieron odio gratis?
Lo que me gustó
Rachel Zegler se defiende. Su interpretación de Blancanieves no es la de una princesa pasiva y sufrida, sino la de alguien con frustración e impotencia genuina. Además, su voz es impresionante, algo que pocos pueden negar.
Gal Gadot es el highlight. Su Reina Malvada es impecable. Y sí, es más hermosa que Blancanieves, lo cual tiene todo el sentido del mundo en la historia.
La estética y las decisiones visuales están bien justificadas. La idea de los enanos, al igual que todas las criaturas del bosque, nunca fue que se vieran realistas. Es evidente que lo hicieron a propósito porque entendieron que hacer animales hiperrealistas no funciona en un cuento donde las brujas hablan con espejos o los príncipes besan cadáveres.
Es un cuento para niños, no una batalla ideológica. Se mantiene fiel al núcleo del clásico: una joven perseguida por una reina obsesionada con su belleza. No hay traiciones al material original, solo una actualización para una nueva generación.
Lo que no me convenció
Algunos personajes necesitaban más desarrollo. El interés romántico de Blancanieves aparece sin mucho peso, el origen de la Reina Malvada queda un poco en el aire y algunos conflictos pudieron tener una resolución más profunda. Pero siendo realistas, es una historia infantil, así que tampoco es un requisito.
Un par de números musicales no terminaron de convencerme. No es que sean malos, pero algunos se sienten más como una pausa en la historia que como un impulso narrativo.
El odio eclipsó la discusión real. Esta película tenía el potencial de ser evaluada con objetividad, pero la narrativa del boicot opacó cualquier conversación genuina sobre su calidad.
¿En conclusión, lo vale o no lo vale?
Si lo que esperas es una copia exacta de la versión de 1937, mejor enciende Disney+ y disfruta la original. Pero si estás dispuesto a ver una reinterpretación moderna de un cuento infantil sin la histeria colectiva de Twitter, te puede sorprender.
Porque, aunque a muchos les cueste admitirlo, Blancanieves siempre ha sido una historia para niños, no un campo de batalla para adultos amargados.