Desde este año, mi horario laboral cambió, y aunque eso me abrió un abanico de posibilidades maravilloso para desarrollar mi carrera más allá de la radio, también trajo consigo una nueva realidad que no esperaba: la ansiedad. Honestamente, siempre pensé que manejaría todo sin problema, pero la verdad es que balancear el trabajo, mis proyectos personales, metas en el gym y mi vida personal me ha estado generando una ansiedad que, en algunos momentos, me colapsa.
Es aquí donde el mindfulness ha entrado en mi vida como un completo alivio, un respiro en medio de todo el ruido que tengo en la mente. Esta técnica, que se ha vuelto tan popular desde la pandemia, ha sido mi salvavidas. Y aunque al principio parecía una moda más, te aseguro que su impacto es real. Quiero compartir contigo tres cositas básicas que me sirven cuando el tiempo se hace corto y la ansiedad aumenta.
Respiración Consciente: Mi Ancla en el Día
Cuando siento que todo se está saliendo de control, me tomo un minuto para hacer una pausa y concentrarme en mi respiración. No se trata de algo místico o complicado, sino de enfocarme en lo más básico: inhalar y exhalar. Contar hasta cuatro mientras inhalo profundamente y luego exhalar contando hasta cuatro me ayuda a calmar mi mente y a centrarme en el presente. Es increíble cómo unos pocos segundos pueden hacer tanto por mi bienestar.
Escaneo Corporal: Reconectando con Mi Cuerpo
La ansiedad tiene una forma muy particular de manifestarse en el cuerpo: un nudo en el estómago, tensión en los hombros, o incluso esa sensación de que mi piel está tirante. El escaneo corporal me ayuda a reconectar con mi cuerpo, a identificar dónde estoy acumulando tensión y liberarla. No es magia, pero sí es una forma efectiva de darme cuenta de lo que está pasando dentro de mí, y me ayuda a soltar un poco la presión.
Mindfulness en la Rutina Diaria: Integrando la Paz en lo Cotidiano
Con mi agenda más apretada que nunca, no siempre tengo el lujo de sentarme a meditar por largos periodos. Pero he aprendido que no necesito mucho tiempo para practicar mindfulness. A veces lo hago mientras me lavo las manos, me cepillo los dientes, o mientras espero a que el café esté listo. En lugar de dejar que mi mente corra hacia las mil cosas que tengo que hacer, trato de enfocarme completamente en lo que estoy haciendo en ese momento. Es un pequeño truco que me ayuda a mantener la calma y a estar presente, incluso en los días más ajetreados.
El Impacto del Mindfulness en Mi Nueva Realidad
Desde que empecé a practicar mindfulness, he notado que mi ansiedad, aunque no desaparece por completo, se vuelve más manejable. Es como si al dedicarme unos segundos al silencio en medio de tanto ruido, pudiera encontrar un punto de equilibrio. Antes, cuando me sentía abrumado, era fácil caer en el desánimo o la frustración. Ahora, aunque sigo teniendo días difíciles, siento que tengo una herramienta para navegar por ellos con más calma.
Conclusión: Mi Camino con el Mindfulness
El mindfulness no es una solución mágica, pero es una práctica que me ha ayudado a mantenerme a flote en medio de las exigencias diarias. Si te encuentras en una situación similar, te animo a que le des una oportunidad. No tienes que cambiar toda tu vida de un día para otro; basta con empezar con algo pequeño. Tal vez, como yo, descubras que esos pequeños momentos de presencia pueden marcar una gran diferencia.
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