«Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo». Así arranca esta adaptación cinematográfica de un clásico de la literatura mexicana. Y déjame decirte algo: a mí, como espectador, me pasó lo mismo que a Juan Preciado. Llegué con altas expectativas, pero salí un poco perdido entre los murmullos de Comala y los fantasmas que la habitan.
Cuando escuchas que adaptaron Pedro Páramo de Juan Rulfo, sabes que no va a ser un viaje sencillo. Este libro no solo es icónico, sino que está en la lista de los «casi imposibles de adaptar». Y, siendo honesto, tuve que ver la película por partes porque los saltos temporales y la cantidad de personajes me hicieron pausar más de una vez para digerir lo que estaba pasando.
¿Qué funciona en la película?
Visualmente, es una obra de arte. Desde los tonos azules de la desolación de Comala hasta los amarillos que iluminan los recuerdos, cada escena es un cuadro perfectamente compuesto. Esto no es sorpresa viniendo de Rodrigo Prieto, uno de los cinefotógrafos más talentosos que existen.
Las actuaciones son sólidas. Tenoch Huerta y Manuel García Rulfo encarnan a sus personajes con una fuerza y precisión que logran sostener gran parte de la narrativa. Pero la verdadera joya es Ilse Salas como Susana San Juan, un personaje tan complejo como fascinante.
El diseño de producción es espectacular. Los vestuarios, los escenarios, cada detalle está cuidado al milímetro para transportarte a ese mundo entre lo real y lo fantasmagórico.
¿Y qué no tanto?
Aquí es donde se pone interesante. La película es extremadamente fiel al libro, tanto en sus diálogos como en su estructura, y eso puede ser una bendición o un castigo. Si no has leído Pedro Páramo, prepárate para sentirte como un turista perdido en Comala. Los saltos temporales y la multitud de personajes hacen que seguir la trama requiera una atención casi académica.
Además, aunque la atmósfera de terror está bien lograda en la primera mitad, el ritmo a veces se siente pesado, y las explicaciones necesarias para entender ciertos detalles brillan por su ausencia.
¿Para quién es esta película?
No es para todos, eso seguro. Si amas el libro, probablemente encuentres momentos que te hagan sentir que estás leyendo a Rulfo con los ojos puestos en la pantalla. Si no lo has leído, esta adaptación puede ser una experiencia tanto fascinante como frustrante. En mi caso, tuve que recurrir a un final explicado para armar el rompecabezas.
¿Vale la pena verla?
Sí, pero con una advertencia: ármate de paciencia y deja que la atmósfera te atrape. Porque aunque la película tiene sus fallos, logra capturar algo del espíritu de la obra de Rulfo: ese mundo donde los muertos no están tan muertos y los vivos cargan con sus propios fantasmas. 3.5 No es fácil de ver. la verdad.