Acabo de terminar de ver Del otro lado del jardín en Max, y honestamente, sigo procesando la avalancha de emociones que me dejó. Esta película me sorprendió desde el primer minuto, no solo porque esté basada en la historia real del poeta Carlos Framb, sino porque logra tocar fibras profundas de una manera que pocas producciones logran. Ver a actores como Vicky Hernández, Julián Román y la siempre impresionante Juana Acosta entregándose por completo a sus papeles me hizo sentir un orgullo enorme por el cine de mi país.
Lo que me hizo aplaudir (y llorar) Voy a ser sincero: lloré, y lloré mucho. La película encuentra un equilibrio perfecto entre la dureza de su trama y una humanidad que se siente honesta y cruda. Las actuaciones de Hernández y Román son tan auténticas que te olvidas de que estás viendo una película y te sumerges por completo en su dolor y en sus silencios. Esos momentos, cargados de miradas y gestos, son el lenguaje que nos conecta a un nivel visceral. La dirección y la fotografía también son puntos altísimos; cada plano parece estar cargado de significado, y la música acompaña de una forma que intensifica cada emoción sin sentirse intrusiva.
El papel de Juana Acosta es otro punto a destacar. Aunque su personaje es fascinante y aporta una chispa especial a la historia, creo que podría haber sido desarrollado con más profundidad para alcanzar su máximo potencial.
Lo que pudo mejorar (pero igual funciona) Si tengo que ponerme crítico, la subtrama secundaria a veces se siente un poco fuera de lugar y no aporta tanto al desarrollo de la historia principal como podría. Es entendible que esté ahí para ofrecer un respiro emocional, pero hay momentos en los que me pareció que distraía del núcleo de la trama.
Algunos personajes secundarios, a pesar de estar bien interpretados, no recibieron todo el desarrollo que se merecían. Sin embargo, la fuerza de los protagonistas y la historia central es tan potente que estos detalles se pueden perdonar sin problema.
¿Vale la pena? Definitivamente, sí. Del otro lado del jardín no es solo una película, es una experiencia que te sacude y te recuerda que el cine puede ser profundo, bello y absolutamente desgarrador. Si buscas una historia que te haga reflexionar y te ronde en la cabeza mucho después de los créditos, esta es la indicada. Le doy un sólido 5/5 porque me hizo sentir, y al final, eso es lo que buscamos en el arte, ¿no?