Cuando Tu Ex Sale con Tu Amigo”

Pocas cosas me causan tanta incomodidad como ver que alguien con quien salí termina involucrándose con algún amigo o conocido mío. ¡Ay, el universo! Tan chisotosito.

La primera vez que me pasó, todavía estaba en el duelo de una ruptura que no había tenido la oportunidad de procesar completamente. Manteníamos una relación cordial, como esos ex que se esfuerzan por mantener las apariencias, pero mi décimo tercer sentido infeliz, legado de algún antepasado brujil, se las olía. En mi mente, empezaron a fluir las sospechas:

“¿Acaso no hay más opciones en el mundo?”.

Recuerdo que, en ese momento, estaba navegando en redes sociales como un alma perdida, y de repente, ahí estaba: una publicación que destilaba romanticismo. La vena de mi frente empezó a marcarse con cada scroll, hasta que, como si el destino quisiera sellar mi agonía, confirmé mi peor sospecha: ¡una foto de los nuevos enamorados! Fue tan insoportable que, hasta hoy, lo recuerdo y me incomoda, como un mal recuerdo de un ex que no sabes cómo eliminar de tu mente.

Honestamente, ya no estaba enamorado de mi ex. De hecho, sospechaba que me había sacado de su vida junto con las fotos de su Instagram que desaparecieron. Tampoco tenía un vínculo enorme con mi ex amigo, pero la verdad sea dicha: no era del todo cómodo saber que era el único vínculo afectivo de esta nueva pareja. Imaginarme que eran el nuevo «dos por uno» de la vida romántica y que, con toda seguridad, estarían hablando de mí durante su próximo encuentro post polvo, eso era muy cruel.

Así que, por el bien de mi paz mental y mi cordura frágil, decidí dar un unfollow a ambos. Fue casi como hacer limpieza de fin de año, pero en las redes sociales. Hice el esfuerzo de sonreír, aunque fuera hipócritamente, por ellos, y ver las cosas desde una perspectiva positiva: “Mi basura se recicla sola, gracias”. Porque claro, el universo siempre tiene un plan, y al parecer, su plan era ver cómo lidio con esto desde un rincón oscuro de mi mente.

Nunca volví a saber de ninguno de los dos, y eso, amigos míos, fue el mayor triunfo de mi vida. Un verdadero regalo del universo.